Muchas veces buscamos ponerles nombres o establecer nuevos procesos a cuestiones que deberían darse de manera natural. En los últimos años las empresas se han dado cuenta que tienen que sumar valores inclusivos para lograr la sustentabilidad y ser competitivas, pero al margen de sumarlos oficialmente, es necesario que se vivan en la organización, tiene que ser una nueva realidad y no solo una moda.

Las organizaciones necesitan de las personas para poder cumplir su propósito y existir y ellas también las necesitan recíprocamente, para cumplir sus necesidades básicas, de autorrealización, reconocimiento, etc; ambas se ven mutuamente influenciadas y van evolucionando para adaptarse el entorno y poder sobrevivir.

Todas las empresas deben ser inclusivas, promover que todos sus integrantes se sientan cómodos para desarrollar sus responsabilidades, opinar y moverse con la confianza necesaria de que no van a ser juzgados.

Algo básico para ser una organización es tener valores humanos, que contribuyan a hacer desaparecer la discriminación y la desigualdad de oportunidades o retribuciones / reconocimiento, donde tengamos una organización con más empatía, tolerancia y respeto por el otro.  

Toda compañía que quiere mejorar y trabajar su diversidad e inclusión debe en primer lugar brindar igualdad de oportunidades independientemente del color de piel, edad, género, elección sexual, religión, nacionalidad, etnia; debe incluso poder ver más allá del aspecto físico de la persona.

También asegurar que los procesos de selección se den sin discriminar por ningún aspecto, condición o conocimiento que no sea fundamental para el que requiera la posición.

Tenemos que entender que la diversa es una fuente de riqueza y así la inclusión dejaría de verse como una moda, sino como una clave para el desarrollo económico y humano.

Por Natalia Odolinski, Gerente de Gestión de Personas de Auren Argentina