227 – AUDITORÍA DE EMPRESAS AGROPECUARIAS

22/06/2015

POR Cra. Andrea Beltran / andrea.beltran@mvd.auren.com

Podemos pensar que auditar una empresa agropecuaria es una auditoría como la de cualquier otra empresa comercial o industrial. Sin embargo, las características particulares de este negocio, hacen que no sea una auditoría más. Similar situación podría darse en el caso de la auditoría de una empresa regulada por el Banco Central del Uruguay, pero eso quedará para un próximo artículo.

¿Qué particularidades tiene esta auditoría? Surgen de la propia naturaleza del negocio. Podríamos empezar por mencionar – aunque no sea la característica más relevante – la fecha de cierre de balance: 30 de junio de cada año. Mientras la gran mayoría de empresas nacionales cierra el ejercicio contable al finalizar el año civil (31 de diciembre), el agro debe tener como cierre de ejercicio contable el 30 de junio de cada año.

Antes de detallar otras particularidades más significativas a la hora de hacer una auditoría, debemos de mencionar que hasta no hace mucho, las empresas agropecuarias se caracterizaban por tener una contabilidad “desprolija”, lejos de contemplar las exigencias de las Normas

Internacionales de Contabilidad. La necesidad de préstamos bancarios y las exigencias de las Instituciones Financieras, contribuyeron a que la administración de estas empresas diera prioridad a la puesta a punto de la contabilidad. En muchos casos, este trabajo se hizo a la par que se realizaban las primeras pruebas de auditoría.

Hoy, muchas de las empresas agropecuarias ya cuentan con un balance en condiciones de ser auditado. Esto implica para el auditor, tener conocimiento de las características de la actividad agropecuaria y ganadera y de sus implicaciones contables; en particular la Norma Internacional de Contabilidad N° 41 que refiere al reconocimiento en la contabilidad de Activos Biológicos.

En particular hay que considerar:

  • La reciente organización de la administración de estas empresas.
  • La existencia, aún, de muchos gastos sin documentar; o con documentación que no cumple las exigencias legales y que por ello no sirven como evidencia de auditoría y no pueden ser deducidos a efectos fiscales.
  • La falta de inventarios que permitan verificar la existencia de ganado al cierre, de granos o de otros activos biológicos manejados por la empresa.
  • La falta de evidencia de controles sobre los movimientos de ganado: compras – ventas de ganado, cambios de categoría.
  • La falta de evidencia de controles por parte de los organismos estatales sobre las declaraciones presentadas (DICOSE)
  • La valuación del activo bienes de cambio (ganado – granos). Existe para ambos bienes un mercado activo y la información puede obtenerse fácilmente, sin embargo deberá atenderse a las condiciones de calidad particulares de cada empresa. Por lo cual será necesario en la mayoría de los casos obtener una confirmación de un idóneo sobre este punto.
  • El reconocimiento dentro del activo de los cultivos en proceso “sementera”, y toda la información que conlleva este cálculo.

Mucho se ha avanzado en la contabilidad de las empresas agropecuarias y/o ganaderas, y la auditoría – en muchos casos – ha contribuido a este objetivo. En otros, el proceso continúa.